sábado, 23 de abril de 2011

EL AMOR DEBE VIVIR SIEMPRE



Hace algunos días fui llevando flores, era un entierro, muy sencillo y muy humilde, pero muy sentido y profundo. Yo puse mis flores a los pies del ataúd, y a su vez una voz decía:
“Hoy enterramos al amor, a mi amor, a tu amor. Hoy el amor se fue, parte de una tierra fría e ingrata. El amor siempre vivió dándolo todo, nunca escatimo esfuerzos, los sacrificios, siempre tenía una sonrisa, siempre lo comprendía todo, era noble, generoso, y sobre todo, lo daba todo de sí. Sin embargo, a cambio recibió engaños, mentiras, infamias, calumnias, desprecios, infidelidades. Un día el amor, después de haberlo dado todo, simplemente se dio a si mismo, y por eso murió como muere una flor si no le das un poco de agua , como muere la luz del día cuando viene la oscuridad y la sombra, como se enferma la salud cuando el mal le rodea, como se pierde la calma en la guerra , como sufre la verdad ante la injusticia, como se pierde la pureza ante la deshonra, como muere el amor cuando no recibe amor “.

Y cuando yo escuche estas palabras, mi corazón quería salirse de su cuerpo, grito por dentro: “No, el amor no puede morir, no es justo. El amor debe vivir siempre y, debe ser el centro de la vida”.

Pero luego atiné a mirar y, en aquel féretro ya se echaba la tierra y un enterrador espantado parecía murmurar:” A muchos yo he enterrado pero a este no quisiera enterrar. ¿Qué será de mí? ¿Qué será de la humanidad? “.

Y yo repetí:
¿Qué será de la humanidad si el amor se va? Si el amor se va, ya nada quedará.


Pintura y Escrito:

Oscar Basurto Carbonell

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